domingo, 8 de agosto de 2010

Y como siempre, cuando apenas comenzaba a acostumbrarme, termina.

Así es, desde mañana dormiré menos, hablaré más, me tendré que peinar diario, veré a personas poco agradables, extrañaré las demostraciones de afecto que le hacía a mi madre, también extrañaré hacerle la vida imposible a las empleadas.
Comenzaré a preocuparme por cosas normales, pues desde mañana el estress escolar vuelve a mí.

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