viernes, 27 de agosto de 2010

Enfermedad I

Siento que poco a poco me convierto en una de las cosas que tanto detesto... En este momento, tengo muchísisimas ganar de tirarme a llorar mientras escucho metal melodico.

jueves, 19 de agosto de 2010

El oscuro pasado de los docentes del cobach uno.

Era inevitable no postearlo.

Hoy, disfrutando de lo satisfactorio y relajante de haber adelantado toda mi tarea durante la semana, me encontré con los docentes de mi preparatoria en el sistema escolar.

En orden de aparición: Martha C. maestra de literatura que en la actualidad es la más moderna y liberal que he conocido. Paula E, maestra de TLR, tercera desconocida y Maestra de TLR que no recuerdo su nombre y es la eterna rival de Paula.

Matha C. no era tan fashion y Paula, en palabras de Elvin, se veía flaca.


Desconocido, la eterna rival de Marta C. la maestra de Ciencias Sociales e Hisotria de México I y II, la cual también, es la más moderna y a la moda, seguramente cuando vea esta foto me reprobará en el bloque, por haber publicado su antiguo look, ella aplica el "antes muerta que sencilla", desconocido, desconocida.

No superararé, en mucho tiempo, el look de Lizbeth...

domingo, 15 de agosto de 2010

Tarea indescifrable


y= *inicia raíz* 16 - (x - 1)^2 *aquí termina la raíz* - 2

Como buen ser perteneciente al universo desaparesco y aparesco.

Después de mil quinientos años luz, volví.

Heme aquí, después de una exhaustiva semana. Tengo tantas cosas que contar que no sé por donde comenzar. Si por mi feo salón, la ausencia de maestros, las historias vacacionales. Tendré que postear separado.

Primer día de clases

Y fue un asco.

Mi salón está fraccionado en pequeños grupos, no pude conocer a los maestros que imparten las materias de capacitación, tampoco a la maestra de Física y la de Literatura murió.
Por si fuera poco,  tuvimos honores a la bandera, había un calor insoportable y mis pies me dolían.

Regresé temprano a casa.

Las historias que no deseaba escuchar.

Apenas era el primer día, ni siquiera había cruzado la reja y ya escuchaba los murmullos, era como si tuvieran muchas cosas que contar, ya sabía lo que se avecinaba, me aburriría, me hartaría y probablemente explotaría, pero aún así, la cruzé.
Al hacerlo activé el modo "silencio" me fui a Folklandia y ahí me quedé y probablemente quedaré por lo menos cuatro meses.

domingo, 8 de agosto de 2010

Y como siempre, cuando apenas comenzaba a acostumbrarme, termina.

Así es, desde mañana dormiré menos, hablaré más, me tendré que peinar diario, veré a personas poco agradables, extrañaré las demostraciones de afecto que le hacía a mi madre, también extrañaré hacerle la vida imposible a las empleadas.
Comenzaré a preocuparme por cosas normales, pues desde mañana el estress escolar vuelve a mí.

jueves, 5 de agosto de 2010

¡Post de último momento!

Acabo de hacer una especie de test de estupidez. Consistía en marcar con una “x” los acontecimientos que me hayan sucedido.

De 50 sólo marqué 9. Nueve-de-cincuenta.

Ahora es cuando veo los beneficios de no masticar chicle, de no fumar, de no utilizar popotes, de no ir a la playa, de no ir a baños públicos, de no manejar, de haber entendido que NUNCA podré lamerme el codo.

Puntos relevantes que no mencioné en el post anterior, que mencionaré aquí

porque no quiero editar el pasado. Me gustó como quedó.

- La señora de la caja nos veía raro. * No sé que tenían de malo mi cuadernito (donde estaba la lista), mi lapicerito y mi calculadora. No es mi culpa que no haya la cultura suficiente para hacer rendir el dinero**

- Tuve que darle propina al taxista porque llevábamos tantas bolsas, pesadas, que tuvo que esperarse más de lo debido.

- Se rompieron dos bolsas.

- No sólo compré en el super, también pasé a la mercería***



*** Después pondré que compré.
** Ya tengo ideas de persona adulta y apenas soy una mocosa.
* Sin contar a todas las personas con las que nos cruzábamos.


 

Como señora casada que estudió contabilidad.

Sí, así me fui con mi hermana menor a San Francisco digo Super Bodega.
 Antes de contar que compramos y que no, mencionaré las razonespor las cuales compramos ahí y en otro super transnacional:

1.- Sé donde está acomodada la mercancía.
2.- No se atiborra de personas.
3.- En articulos de limpieza me gusta aprovechar el "precio de changarro".
4.- Cerca de él hay una librería y una merccería.
5.- Llevo años comprando ahí.

Bueno, ahorita sí.

Llegamos y lo primero que hicimos fue sacar nuestra lista, pluma y calculadora, después de eso, comenzamos a llenar el carrito no sin antes meditar si llevar uno, dos, tres, u ocho.
Una vez adquirido todo lo de la lista procedimos a sumar los precios de nuestros productos, para saber si el dinero que llevabamos era suficiente. Y sí lo fue. Al estar en caja, me llevé una gran desilusion de mi tienda casi-favorita.

¡Me habían estafado! ¡Había caído en las manos de la falsa publicidad!

Las manzanas de treinta pesos en realidad no costaban treinta pesos, en caja costaban cuarenta. *inserte corazón roto*

Mi otro yo caricaturesco.

¿Recuedan a este pintoresco personaje?... Pues que bien por ustedes, porque yo no, hasta hoy.  Hoy  mientras tenía prendida la televisión viéndola sin ver, apareció ante mí y pude notar que somos muy parecidas. Me encanta Elmyra.

Amo su moño.

Ataque animal

El otro día, estaba en la comodidad de mi cuarto, probándome mis zapatos escolares con todo y las nuevas calcetas, cuando de repente, frente a mi aparece una frondosa, alardeante y café cucaracha. Se aproximaba hacía mí con la velocidad de un corredor mexicano de maratón, estaba a punto de ser presa del pánico, cuando ¡cuaz! ¡cuaz! No fue la mejor manera de estrenar mis zapatos.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Tarjetas de prepago vs yo.

El viernes me urgía pero en verdad urgía comunicarme con un amigo, Eduardo, teníamos que darnos apoyo emocional mutuamente. Entonces fui con la señora de la papelería a comprar una tarjeta amigo de $200, no una recarga de $20, ni de $50, una tarjeta de doscientos, pues para que me diera $260 (lo que es la pobreza).
Y que la voy ingresando cuando de repente escucho “Lo sentimos pero ésta tarjeta fue ingresada con anterioridad. Lo sentimos. Hasta Luego”

¿¿QUÉ?? ¡Si es nueva!

Entonces consulto mi saldo… “Su saldo se ha agotado…”

¿¿CÓMO??

Después de haber maldecido y de mis 10 minutos en total exaltación, fui con la señora que me la vendió para decirle lo sucedido, ella no pudo hacer nada así que me mandó al CACT* con todo y comprobante de pago.
El lunes ái voy hasta el CACT, le comentó mi caso al señor de la recepción y él cumplió su trabajo dándome un papel con mi turno ya-que-más-le-quedaba. Me formé. Esperé. Minutos, enteros minutos después fui atendida acto seguido le expuse el caso al señor de la ventanilla.
Por la expresión del asesor, el señor, es un caso de lo más común de lo que creí. Me hizo firmar un documento y me dijo lo que tanto esperaba.
"Su tarjeta será investigada y en un plazo no mayor de setenta y dos horas su saldo le será ingresado"

Tengo que esperar, de eso no hay duda, pero hubiera sido peor perder mis doscientos pesos.

Por cierto. No me pude comunicar con Eduardo, me quedé sin ayuda emocional. Tendré que esperarme hasta el lunes de la siguiente semana.

*CACT: Centro de Atención a Clientes Telcel ¡qué nombre tan largo!

Nota: Este post debió ser publicado el lunes en la noche, sin embargo por causas de fuerza mayor se publicó el día de hoy.

domingo, 1 de agosto de 2010

El celular sólo lo utilizo para ver la hora.

Hola, tengo un celular, sí, así como la mayoría de las personas que habitan este mundo. Tiene más de un año, es plateado con rosado, hasta ahora es el que más me ha durado. Como se han de imaginar no cuenta con Wi-fi y aún tiene teclitas. Me gusta mucho.
No lo utilizo mucho, básicamente es requerido, como ya mencioné en el título, para ver la hora, a pesar que cuento con más de tres relojes. ¿Extraña? Un poco.
Me antaña tecnología pleta-rosa, sufre cuando yo la abandono en la mochila, en la mesa, en el ropero, en la tienda... cuando no está cerca de mí, aún así me quiere, yo lo sé.
He estado pensando en cambiarlo por uno más moderno pero no sé que será de mi al no sentir mis dedos rozar las teclas, al no sufrir por no poder grabar minutos sorprendentes de la vida, al no tener pocos pixeles disponibles.

Mi vida no tendría sentido.